lunes, 5 de octubre de 2009

Violadores del Derecho Natural

S.XVII Beccaria Me parece absurdo que las leyes, que son la expresión de la voluntad pública, que detestan y castigan el homicidio, lo cometan ellas mismas y para alejar a los ciudadanos del asesinato, ordenen uno público

Da igual quien lo cometa, como instigador o artífice, sea ejecutor una persona física o jurídica, sea utilizada un arma blanca o la combinación de tres sustancias nocivas, la eliminación premeditada y con ventaja de otro ser humano es y siempre será asesinato.

El malogrado principio de retribución, la ley del talión, que establece un mal equivalente al causado para el delincuente, es un absurdo que cae por su propio peso cuando el violador no es violado sino privado del bien jurídico por excelencia, la vida, como compensación por los daños causados sobre bienes de menor valía. No rige entonces el principio de retribución, solo el abuso y la contradicción de un estado que castiga el asesinato a la vez que lo comete.

El argumento de la disuasión pierde credibilidad cuando las estadísticas resuelven que la existencia de la pena capital no disminuye la tasa de comisión de delitos. El delincuente se muestra convencido de que nunca será sancionado, por lo tanto, la pena máxima no amedrenta ni disuade a quien cree que saldrá impune. ¿Se quiere matar al asesino? O ¿se quieren evitar más asesinatos?

Es una osadía y una irresponsabilidad característica de sociedades no maduras, aplicar condenas irrevocables desde sistemas judiciales plagados de errores donde las posibilidades de equivoco son reconocidas y públicas. En 2003, Peter Limone fue excarcelado en los Estados Unidos al quedar demostrada su inocencia tras 33 años de angustiosa espera en el corredor de la muerte ¿Existe alguna forma de resarcir semejante agravio? No lo creo, pero el resultado pudiera haber sido peor. El muerto no admite disculpas.

Vayamos mas allá, la inyección letal empleada por primera vez en Texas en 1982, se ha presentado en EE.UU. como la panacea para llevar a cabo ejecuciones indoloras remplazando a otros procedimientos calificados de crueles y extremadamente dolorosos; la silla eléctrica, el fusil o la horca, han quedado obsoletos por atentar contra la octava enmienda. Pero ¿es verdaderamente indolora y humanitaria la inyección letal?

Deborah W. Denno presento en el Tribunal Supremo estadounidense un informe donde recogía 22 casos en los que la aplicación de la inyección letal había ocasionado importantes padecimientos al reo, debido generalmente a las dificultades para localizar la vena. Es el caso de Tommy Smith, ejecutado en Indiana en 1996, el reo estuvo consciente durante los 36 minutos que los anestesistas tardaron en encontrar una vena donde inyectar el veneno. ¿Acaso el tormento psicológico no es cruel?

Asimismo, Ralph Baze y Thomas C. Bowling, presentaron un recurso en contra de la inyección letal. Su tesis se fundamenta en que la mala administración del Pentotal Sódico, la primera de las tres inyecciones que debe dejar al condenado inconsciente, puede provocar graves padecimientos al reo. Durante la ejecución el personal cualificado no puede estar presente porque contravendría su juramento hipocrático; en consecuencia, no se corrobora la inconciencia del reo pudiendo provocar una muerte agónica y dolorosa, como sucedió en la ejecución de Josep Clark en diciembre de 2006: durante mas de hora y media mantuvo la consciencia e incluso aviso a los celadores del dolor que sufría.

Sus defensores esgrimen motivos económicos y afirman que los costos de una cadena perpetua son elevadísimos frente al bajo coste de la pena capital. Una falacia desacreditada. En Carolina del Norte la ejecución de un solo preso cuesta aproximadamente 2 millones 160 dólares, frente a los 500-700 mil dólares que supone la cadena perpetua. De cualquier forma es una barbaridad determinar quien vive o muere en clave económica. La vida no tiene precio.

Otra cuestión relevante es como decidir que delitos son o no justificativos de pena capital. En china el fraude fiscal, la malversación de fondos o la corrupción son delitos punibles con pena de muerte. En Irán los adúlteros y homosexuales son lapidados y ahorcados públicamente. En Estados Unidos la violación de un menor puede ser castigada con Pena capital, pero no así si la víctima es mayor de edad.

No sería justo comparar la naturaleza del código penal estadounidense ni las libertades que allí imperan con los países claramente liberticidas, sin embargo, no podemos olvidar que en 1998 el 80% de las ejecuciones se llevaron a cabo en China, EE.UU. e Irán.

Hemos recorrido un largo camino. Atrás queda el penosamente celebre garrote vil o el cortante artefacto que J.I Guillotin propuso en la Asamblea Constituyente y que haría rodar las cabezas de toda la familia real francesa. Pero queda mucho por andar y quizás reste el tramo más dificultoso: la abolición irrevocable de la Pena capital en cualquiera de sus formas. El rechazo absoluto de la violencia institucional como instrumento coercitivo de los pueblos y la garantía del estado de proteger a todos y cada uno de sus ciudadanos. De momento no hemos ganado el pulso, la razón sigue luchando contra las salvajes entrañas.

miércoles, 29 de julio de 2009

Desde Rusia, con temor.

La quinta esencia de las democracias contemporáneas es la libertad de expresión, y son los gobiernos máximos responsables de su salvaguarda como bien muy preciado que ha costado muchos siglos conquistar. 
Huelga decir que en muchos países, el uso efectivo de esta libertad individual puede costarte la vida. Tenemos ejemplos de ello en Irán, Arabia Saudí, China o Corea.
Sin embargo, al egocéntrico ciudadano de la vieja Europa le parece imposible que en su “propio” continente se produzcan descarados ataques contra los derechos humanos más fundamentales.  La cruda realidad es que en los territorios de la antigua Unión Soviética la libertad de expresión está amenazada, al entenderse como un “mal” que hay que perseguir y extirpar.
Lo único que diferencia a unos países de otros es la “delicadeza” o “visibilidad” del método aplicado para eliminar aquellas opiniones más inconvenientes.

La última victima de sus palabras ha sido Natalia Estemirova. Reconocida activista pro Derechos Humanos -Memorial-y valiente periodista, denunció durante años las atrocidades cometidas en Chechenia. El 15 de julio de 2009 fue secuestrada, asesinada y abandonada en un descampado. Natalia, ya había comprobado en sus propias carnes los métodos disuasorios más agresivo: un ligero envenenamiento le impidió cubrir la noticia del asalto a la escuela de Belsan (Osetia del Norte) donde murieron 370 personas, entre ellos 170 niños. De esta forma, Natalia pasa a engrosar una macabra lista de opositores y críticos, víctimas de misteriosos crímenes que jamás llegan a resolverse.
Durante los últimos años, la secuencia de asesinatos recuerda al tenebroso argumento de una novela negra, pero la realidad supera con creces a la ficción y desde que el 7 de octubre de 2006, un personaje sin identificar esperara paciente en la entrada de un apartamento de Moscu para dar muerte a la periodista Anna Poiltkovskaia, las crueles y cobardes ejecuciones de personas que públicamente se oponen a la política chechena del gobierno presidencial son el pan de cada día.
A Poiltkovskaia le sucedió Litvinenco, envenenado en el exilio con Polonio 210 (23 de noviembre de 2006), lo que provocó numerosos titulares e inagotables teorías conspirativas, fomentados por la propia víctima durante sus últimos y agónicos días en un Hospital británico.
Entre 2007 y 2008 varias personas pagaron alto el precio de su libertad: el periodista Imranovich Shurpayen fue estrangulado en su casa el 21 de marzo de 2008; esa misma tarde, el jefe de una compañía de Televisión local daguestaní, Gaji Abashilov, apareció muerto en el interior de su coche carbonizado; poco meses después, en agosto de 2008, el bloggero independiente Mogomed Evloeu fue asesinado por la policía durante su detención.
Los sucesos acaecidos en 2009,  eliminan cualquier atisbo de esperanza democrática. El 19 de enero, Alexander Markelov, abogado y ferviente defensor de los derechos humanos, salía de una conferencia relacionada con un caso de abuso y asesinato de una chica chechena, cuando fue abatido a balazos en plena calle y a plena luz. Su acompañante, la periodista de 25 años Anastasia Baburova se convirtió, tristemente, en víctima colateral al intentar evitar la huida de su asesino.
Los asesinatos registrados en los últimos años son si cabe, más burdos y descarados. Da la sensación de que entre los delincuentes no existe temor alguno a ser capturados, así lo reflejaron los desconsolados padres de Anastasia Baburova en su último comunicado público: ¿Hasta qué punto podía sentirse tranquilo y seguro de su impunidad el asesino si, con total calma, delante de tanta gente, se atrevió a disparar contra Stanislav y contra nuestra hija? Carta de agradecimiento a Amnistía Internacional, julio 2009.
Herencia de las "purgas" de Stalin, el uso del secuestro, la extorsión y el asesinato, continua siendo herramienta política válida, lo provoca una profunda desconfianza en las instituciones del estado. Los ciudadanos rusos han perdido la fe en la justicia, ¿Quién puede asegurar que la absoluta inoperancia de la justicia en la resolución de los crímenes no anime a los delincuentes a cometer nuevos delitos en un clima de total impunidad?
Sólo nos queda apelar a las autoridades rusas para que acaben con este contexto de terrorífica inseguridad. Por suerte, la fuerza de la libertad individual es arrolladora. Ha movilizado en su defensa a generaciones enteras, incluso en momentos de profunda desesperación para la humanidad. Desde la revolución francesa a la revolución rusa, la lucha por la independencia de la India o el levantamiento de los claveles en Portugal, millones de personas han sido silenciadas, pero todas ellas, al igual que Natalia Estemirova, no temieron llevar su pensamiento hasta sus últimas consecuencias. Sus vidas son valiosos testimonios de libertad.







viernes, 10 de julio de 2009

Iran: Is the dream already over?














La brutal represión que, según las fuentes oficiales, se ha cobrado la vida de aproximadamente 20 personas (dato imposible de verificar) y los miles de detenidos no disuadieron a la gran “marea verde” que con un enorme protagonismo de jóvenes, estudiantes y mujeres, ocuparon las calles de Teherán a lo largo de dos semanas enarbolando fotos del líder reformista Hussein Musavi y desafiando a las autoridades ultraconservadoras del régimen.

El guía de la revolución Ali Jamenei y el Presidente de la República Mahmud Ahmadineyad, alarmados por la evolución de las protestas y con el respaldo del Consejo de Guardianes dieron ordenes al ejército regular -Pasdaran- de aplastar lo que cada vez se parecía más a una contrarrevolución de los fundamentos sobre los que Irán se constituyó en República Islámica hace ya 30 años.


Para evitar fisuras y como refuerzo del trabajo de los Pasdaran se dio vía libre a la mal conocida milicia Basij Mostazafan, esta organización paramilitar traducida como “Movilización de los oprimidos” fue creada en 1979 por Jomeini, y tuvo como distinguido instructor al actual presidente Ahmadineyad. Durante la guerra de Irak los Basij se nutrieron de niños de entre 12 y 17 años convertidos en los encargados de limpiar con sus cuerpos los campos de minas, cargados con una llave de plástico al cuello que debía abrir las puertas del paraíso se adentraban temerosos en tierra de nadie para rodar sobre el suelo y morir explosionado por “Ala, la patria y el líder Supremo”. Progresivamente, la milicia fue ampliando su cuerpo con voluntarios de más edad y ya en los levantamientos estudiantiles de 1999 y 2003 demostraron su efectividad como fuerzas de choque progubernamental.


Pero la realidad es que las luchas de poder en Irán no se dirimen en las urnas ni tampoco en sus calles donde la sangre de muchas “Nedas” tiñe las calzadas. La verdadera batalla se libra dentro del reducido círculo de líderes que dirigen el régimen: Ali Jamenei versus Ali Akbar Hachemi Rafsanyani, se enfrentan en lo que parece el asalto definitivo. El actual líder Supremo de la Revolución y máximo defensor de Ahmadineyad mantiene un pulso contra el actual presidente del Consejo de Discernimiento, este apoya abiertamente al líder reformista Musavi (su hija y otros de sus familiares fueron detenidos por participar en las manifestaciones) con todas las herramientas que como la mayor fortuna de Irán (según Forbes) y gracias a su enorme influencia en las estructuras teologales puede ofrecer a la línea reformista.


Queda atrás el tiempo en el que como buenos camaradas trabajaron juntos de la mano del gran Ayatolá Jomeini. Curiosamente a la muerte de este en 1989, fue Hachemi, presidente de la república iraní entre 1989 y 1997 quien promovió el nombramiento de Jomeini como líder Supremo de la Revolución y la figura más poderosa de la República Islámica.


Pero desde que Hachemi perdiera las elecciones frente a Ahmadineyad en 2005 se hicieron más profundas las fisuras dentro del régimen, desde entonces, han emergido posiciones que se oponen a la política ultraconservadora del actual gobierno exigiendo la reforma y revisión de las estructuras que sostienen el estado islámico, además de una política internacional más pragmática y conciliadora, las soterradas amenazas de ataque nuclear contra Israel y Occidente, y el negacionismo del Holocausto “Otra mentira del sionismo” no le ha granjeado muchas amistades.


Con el auto del Consejo de Guardianes tras el recuento de un 10% de los votos, en el que se defiende la limpieza de las elecciones “no hay irregularidades suficientemente graves” se quiere dar por zanjado el asunto. Sin embargo, no parece posible volver a la situación anterior a la celebración de los comicios, algo ha ocurrido en Irán, existe una fractura social que no puede ser ignorada.


La voz de los líderes de la oposición- Musavi, Jatami, Karrubi y Rafsanyani- cada día suena más fuerte, las esperanzas de los iraníes tronan en las redes de Internet- tweeter, Factbook, Hi5- convertidas en los únicos canales de difusión de un mensaje que cada día suena más alto y claro, tomando forma en la conciencia colectiva: “El hombre nace libre, pero en todas partes esta encadenado”. Todo indica que en Irán se han empezado a romper las cadenas. Llaméenlo -irremediable devenir o proceso inevitable- da igual su nombre, no importa.

“The dream is not over”.


http://www.gaceta.es/18-09-2009+miles_opositores_toman_centro_teheran_protestar,noticia_1img,8,8,66631

http://www.elmundo.es/elmundo/2009/09/18/internacional/1253295933.html

http://www.elmundo.es/elmundo/2009/12/28/internacional/1261982035.html

martes, 30 de junio de 2009

Superdesarrollo material, Subdesarrollo moral,









No hay espacio! ¡No hay espacio! gritaron cuando vieron a Alicia aparecer. ¡Hay mucho espacio! Dijo Alicia indignada. La fiesta del té del Mad Hatter en Alicia en el País de las maravillas.

Desde la década de los 60 se asocia el continuo crecimiento demográfico con el subdesarrollo de algunos países y regiones. La ortodoxia defiende que la actual crisis de la salud, la malnutrición, el subdesarrollo, y la destrucción del medio ambiente viene determinada por el exceso de población en el planeta.

La teoría de Malthus impera. El crecimiento geométrico de la población frente al crecimiento aritmético de los recursos naturales condena al mundo a un desfase crónico entre ambos parámetros, el “El sistema vomita hombres” como diría Galeano. Investigadores como Meadows afirman que el aumento del crecimiento demográfico agotará los recursos de la tierra en 100 años.

En este contexto, el control de la natalidad se ha presentado como una alternativa necesaria a los supuestos problemas de superpoblación. El declive de la fertilidad abriría una “ventana demográfica” para el desarrollo económico de países como India, Afganistán, China, Nepal, Pakistán o Corea del Sur. En consecuencia, las políticas antinatalistas se proponen como la panacea del desarrollo de los países más pobres.

Pero existe una realidad oculta que no se difunde, la presión demográfica que producen 10 nacimientos en África es bastante menor a la que produce un sólo individuo en Europa, pues éste consume 50 veces más energía y recursos que un individuo del tercer mundo.

Robert Mcnamara, ex ministro de Asuntos Exteriores Estadounidense, expone la siguiente opinión “Es más útil invertir un dólar en control de la natalidad que diez dólares en Ayuda al Desarrollo”.Son muchos los que comparten su opinión, promoviendo el control demográfico a través de la distribución de variados anticonceptivos, muchos de ellos prohibidos en los países occidentales por causar efectos adversos de gravedad para la mujer; esterilizaciones masivas, en muchas ocasiones sin consentimiento y en casos muy extremos, incluso abortos selectivos que priorizan el nacimiento de varones, como es el caso de la India, donde esta practica ha provocado un desequilibrio de nacimientos de 10 millones de mujeres.

En enero de este año, el mensaje de Benedicto XVI para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz recogía las siguientes palabras “La pobreza se pone a menudo en relación con el crecimiento demográfico. Consiguientemente se están llevando a cabo campañas para reducir la natalidad en el ámbito internacional, incluso con métodos que no respetan la dignidad de la mujer ni el derecho de los cónyuges a elegir responsablemente el número de hijos y, lo que es más grave aun, frecuentemente ni siquiera respetan el derecho a la vida. El exterminio de millones de niños no nacidos en nombre de la lucha contra la pobreza es, en realidad, la eliminación de los seres humanos más pobres”.

La denuncia del Papa no es infundada, los gobiernos locales de los países subdesarrollados “animados” por algunos donantes internacionales llegan a publicitar y premiar las esterilizaciones con compensaciones económicas y materiales. Así, en tres ciudades de la región India de Andhra Oradesh, el State Bank of India prometió compensaciones económicas en metálico para cada mujer y cada hombre que se esterilizara, además de regalos para los responsables de salud que promovieran dichas operaciones.

El Artículo tres de la Declaración Universal de los Derechos Humanos reza que “Todo individuo tiene derecho al vida, la libertad y la seguridad de su persona”. El Artículo 12 declara que “Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia…”

El Articulo 16: “Los hombres en edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia…” “La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y el estado”.

Y finalmente el Artículo 28 resume “Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en la que los derechos y libertades proclamados en esta declaración se hagan plenamente efectivos

Es curioso que todos los países occidentales y en primera fila de desarrollo suscriban y presuman de su respeto hacia esta Declaración. Sin embargo, las contradicciones se hacen patentes cuando se trata de aquellos países que están a la cola. En ellos se transgreden los derechos más fundamentales de todos, el derecho a la vida y la libertad. El libre albedrío de millones de pobres no debe ser manipulado en pro de políticas de desarrollo concebidas por unos pocos. Es responsabilidad de todos ser muy cautos para no abusar del biopoder del que nos dota la ciencia. Debemos evitar caer en el “Subdesarrollo moral, consecuencia negativa del Superdesarrollo”, que denuncia en su mensaje Benedicto XVI.

jueves, 25 de junio de 2009

DARFUR: el conflicto sin fin

Hace sólo 5 años el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, reconocía que en la región occidental de Sudan, Darfur, se estaban cometiendo “crímenes de lesa humanidad” como violaciones, asesinatos, y toda clase de vejaciones y saqueos contra la población civil.


La misión de la ONU observo que los ataques se dirigían con especial violencia hacia determinadas etnias, lo que incluso llevo a susurrar en algunos niveles la palabra “Genocidio”, presurosamente escondida detrás de términos más suaves como ya se hizo en Ruanda para agravio póstumo de Rapael Lemkin y su reconocida lucha por la justicia de todos los pueblos.


Desde que en 1989 el militar Omar Hasan Al Bashir si hiciera con el poder e impusiera la Ley Islámica, las luchas entre los negros cristianos del sur y los árabes del norte han hecho estragos entre la población: 4,5 millones de desplazados y 2,5 millones de muertos en tan sólo 20 años.


Las fuerzas rebeldes, El Frente de Liberación de Darfur y el Movimiento de Justicia e Igualdad, iniciaron en 2003 el levantamiento contra el gobierno de Jartum acusándolo de de favorecer a las comunidades árabes del norte (islamistas) en detrimento de las numerosas tribus musulmanas que habitan la región desértica del sur. La respuesta no se hizo esperar, Al Bashir promovió la movilización y armamento de la tribu de los Janjaweed, una tribu islamista leal a su causa que junto con los militares regulares emprendieron la destrucción de las aldeas de etnia Masalit, Tama, Tanjur y Zaghawa, cuna de los grupos rebeldes.

A la lucha por intereses económicos se unieron así sentimientos de identidad étnica y religiosa.

Preparada la bomba solo faltaba encender la mecha: la política de tierra quemada de las milicias árabes ha causado desde entonces la pérdida de 300.000 vidas, 2,7 millones de desplazados y un conflicto internacional que obliga a resolver la difícil situación de los países vecinos, el Chad y República Centroafricana que han recibido en avalancha a los refugiados sudaneses y se muestran incapaces de aguantar ese peso durante mucho más tiempo.


En 2006, el principal grupo rebelde y el gobierno alcanzaron un acuerdo de Paz “con reservas”. En julio del año siguiente, la ONU aprobó el envío de una fuerza de pacificación a la castigada Darfur compuesta por 26.000 efectivos para proteger a los civiles desplazados.

Por desgracia, algunas ONGs denuncian que el gobierno obstaculiza el acceso de suministros médicos y alimenticios, los Janjaweed rodean los campos de refugiados solicitando cuotas de entrada y salida, protagonizando saqueos nocturnos, violaciones, y atemorizando a la población refugiada.

Todo parece indicar que no existe voluntad real de pacificación sólo un teatro orquestado para acallar a la Comunidad Internacional. La reconciliación Nacional no es posible mientras el gobierno de Jartum no sea derrocado, si bien la orden de detención por “Crímenes contra la humanidad” contra Omar Hasan Al Bashir resulta alentadora, sus descaradas provocaciones -que incluyen el decreto dictado el 4 de marzo que obliga a 13 ONGs ha abandonar su país, dejando sin ningún tipo de amparo a más de 450.000 personas, así como la protección de sus coetáneos y vecinos, los 22 países reunidos el pasado 30 de marzo en el Cairo durante la cumbre Árabe, se negaron a secundar la orden de captura contra Al Bashir- no presagian un cambio de rumbo inmediato.


Sin embargo, es fundamental que la Comunidad Internacional active todas sus herramientas de presión para lograr que al menos se respeten los derechos más fundamentales de los ciudadanos de Sudán. Esto empieza por garantizar el acceso a alimentos y medicinas de millones de personas desplazadas y refugiadas, desarraigadas de sus hogares y ultrajadas.

Para ello debemos exigir el regreso de las Organizaciones Internacionales de Ayuda a Sudán y la provisión de más recursos para solventar las necesidades acuciantes de millones de personas. La dramática realidad es que muchas de ellas jamás han vivido fuera de un campo de refugiados y ni siquiera conocen su país, no saben que es la libertad ni mucho menos han saboreado la tranquilidad que otorga vivir en un país en Paz.

El Congo se desangra

Cuando la Comunidad Internacional vive expectante el agravamiento de la situación en Oriente Medio y se escandaliza ante la muerte de 1.000 palestinos en menos de 19 días, no podemos evitar pensar en la sangría y destrucción que desde hace diez años sufre la República Democrática del Congo.

Está región Africana acumula desde 1998 más de 5,4 millones de muertos, invisibles y desconocidos para el mundo. Un cálculo reciente apunta a que las perdidas humanas sufridas desde hace una década pueden equipararse a que un atentado de las magnitudes del 11 de Septiembre se produjese cada dos días en el seno antigua colonia belga.

Tras el genocidio ruandés que acabo con la vida de 800.000 tutsis y hutus moderados, más de un millón de hutus derrotados fueron perseguidos a través de las fronteras de la RDC, colapsando el margen septentrional del país y convirtiendo el Kivu Norte en zona permanente de conflicto. Desde entonces, la milicia reorganizada por los hutus amenaza con un nuevo genocidio. Como respuesta, milicianos tutsis al mando del “General” Laurent Nkunda se han erigido en defensores de su comunidad. Sin embargo, ninguna de las dos partes vela por los intereses de su pueblo y los enfrentamientos, secuestros y violaciones son continuos. Desde mediados de este año se ha producido otra estampida de casi 30.000 personas que huyen hacia otros lugares del país.

Algunas organizaciones como Save the Children han denunciado que todavía existen en El Congo, entre 3000 y 7000 niños soldados arrancados de sus familias y obligados a luchar y asesinar a sus conciudadanos.

Además, según los últimos informes emitidos por las fuerzas de paz allí desplazadas, el ejército congolés esta absolutamente descontrolado y somete a la población a todo tipo de vejaciones y saqueos. Mientras su gobierno preconiza y promete una intervención que nunca se produce.

Los 17.000 efectivos desplazados por la ONU resultan insuficientes y el último General encargado de dirigir la misión de Naciones Unidas en El Congo ha dimitido argumentando cuestiones personales.

Así, la inmensa y feraz tierra de la RDC que alberga entre muchas otras riqueza naturales el 80% de las reservas mundiales del mineral Coltán -componente fundamental para el funcionamiento de circuitos electrónicos y teléfonos móviles, de incalculable valor para el mercado tecnológico internacional- se destruye y desaparece bajo la atenta mirada del mundo que con falsa afección el pasado día de Navidad recibió la noticia de que más de 400 personas fueron masacradas por rebeldes ugandeses - Lords Resistence Army- en las localidades de Faradje, Duru y Doruma.

Son muy pocos los que alzan la voz para denunciar las atrocidades que se están cometiendo en la RDC. La escalada de violencia obliga a muchas Organizaciones No Gubernamentales a la retirada de su personal allí desplazado. Y El Congo se queda sólo, al borde de la catástrofe humanitaria, con una vasta tierra que alberga millones de dólares en minerales pero con una población que sobrevive con apenas 30 céntimos de dólar al día.

No hay escándalo, no hay pancartas ni manifestantes, basta con mirar hacia otro lado mientras sostenemos en nuestras manos la última generación de un ligerísimo teléfono móvil, pero nadie se pregunta cúantas generaciones de niños y jóvenes han sido sacrificadas en la RDC por el dominio de sus recursos minerales y hasta qué punto la sociedad civil tiene en sus manos la posibilidad de evitarlo.

Empecemos por el principio.

Hoy es el primer día de lo que espero sea una larga aventura bloggera. No quiero convertir este espacio en un dietario donde informar sobre mis actividades y rutina diaria, pues muy a mi pesar carece de todo interés para el ávido internauta en busca de información u divertimento.

Mi única intención es construir una plataforma desde donde poder distribuir, informar y opinar de la manera mas objetiva que mi conciencia me permita (ya de por sí una contradicción) sobre los distintos conflictos, problemas y sucesos que tienen lugar en el mundo actual y que albergan cierta trascendencia (en mayor o menor grado) para cada uno de los habitantes que “sobreviven” en este mundo de locos.

Es innegable que lo que sucede en China, Georgia o Sudán tiene un efecto y genera una consecuencia sobre la vida de cualquier ciudadano medio español que se gana el pan como camarero en una taberna del barrio de Chamberí de Madrid. Su desconocimiento sobre lo que esta ocurriendo en otros puntos del mundo no le exime de parte de la responsabilidad ni mucho menos de las consecuencias que de forma indirecta y transversal pueden modificar su aparentemente tranquila, estática y sólida existencia.

De la misma manera que asumo mi libertad para expresar sin tapujos mis valoraciones, críticas y recomendaciones, deseo que todos los internautas que lean este blog disfruten del mismo privilegio y hagan uso de su “libertad positiva” para llevarme la contraria. No somos muchos los que podemos ejercer este derecho, los acontecimientos recientes en Irán así lo demuestran.

Pues lo dicho, empecemos por el principio.

“Lee y conducirás, no leas y serás conducido”